Translate

domingo, 27 de diciembre de 2015

Navidad con Assange - Por Santiago O'Donnell











Navidad en la embajada de Ecuador con Julian Assange, que lleva más de tres años de encierro en ese lugar. Navidad discreta, cálida, con risas pero sin algarabía, alcohol pero sin excesos, amigos y familia pero no todos, ni siquiera muchos. Nochebuena con su padre John, arquitecto exitoso y australiano como su hijo. También están un documentalista australiano, con un cineasta greco-francés, con una abogada de derechos humanos guatemalteca. Y este cronista que pidió y obtuvo permiso para venir, estar y contar la historia, la de cómo pasa Navidad un hombre que lleva tres años casi sin ver la luz del día ni respirar aire fresco ni sentir una brisa ni alcanzar con su mirada la línea que forma el horizonte. Salmón relleno con mascarpone y verduras, cocinado por la abogada con la receta que la madre le dicta por teléfono desde el otro lado del Atlántico. De postre, tarta de castaña comprada en el supermercado. Espumante para brindar “para que esta sea la última Navidad que pases acá”, le propone la abogada. Vinos argentinos provistos por la ahora ex embajadora Alicia Castro, por lejos la diplomática que más lo apoyó y acompañó durante su encierro, y a quien él ya considera una buena amiga. Alguien descorcha el vino preferido de Assange, el Alta Vista malbec, mientras el fundador de Wikileaks explica su preferencia. “Es que Alta Vista era el nombre del servidor que luego se convirtió en Google”, dice, en referencia a uno de sus enemigos íntimos de Silicon Valley. Después de dos días de jogging y remera negra con estampado desteñido, Assange viste lo que sería para él un uniforme de gala: camisa escocesa de franela azul y pantalón de corderoy gris, ambos sin planchar, y borceguíes militares.

La charla, como suele suceder con Assange, deriva en una vuelta al mundo. Todos participan, Assange habla mucho, le encanta hablar, pero también sabe escuchar. China, Estados Unidos, Xi, Trump, Francia, Bélgica, Hollande, Grecia, Tsipras, Varoufakis, Lehman Brothers, Turquía, Erdogan, Chechenia, Kodorov, Rusia, Putin, Ecuador, Correa, Evo Morales, Bolivia, Guatemala, Australia, Escocia, Salmon-Sturgeon, Hermanos Muslmanes, Qatar, Estado Islámico, Libia, Bengazi, Hillary, Arabia Saudita, Naciones Unidas, Ban Ki-moon. El documentalista australiano cuenta que está filmando en el sudeste asiático un documental acerca de cómo la propaganda estadounidense busca rodear a China al mismo tiempo que la presencia militar estadounidense crece en esa región. El cineasta dice que sus próximos proyectos incluyen una película sobre alquiler de extranjeros en China (“una alegoría sobre la decadencia de un imperio y el surgimiento de otro”) y filmar en Chechenia una danza desarrollada por un gurú sufí que se combina con las creencias islámicas de la región. La abogada dice que le sorprende la difusión que tiene la violencia en México y Estados Unidos y aun las ejecuciones del Estado Islámico en comparación con Guatemala, ya que en su país las decapitaciones están a la orden del día, los cráneos son rebanados para dejar expuesta la masa cerebral y en un caso las cabezas de los decapitados fueron alineadas en la entrada de una Legislatura a modo de protesta para impedir que la asamblea se ponga a sesionar. Pero nada de eso alcanza para que Guatemala atraiga la atención internacional, se queja la abogada. Los comensales también se interesan por Argentina, por el triunfo de Macri y qué va a pasar. En un momento la charla deriva en el fiscal Nisman, caso que tanto Assange como la abogada han seguido con interés. “Pero tú no te vas a suicidar”, le dice ella, sólo mitad en broma, en un único momento de ligera tensión, que el cineasta rompe ofreciendo foie gras que había traído de Francia el día anterior. Nadie abre regalos pero los invitados reparten “crackers” una especie de cotillón tradicional inglés. La abogada trajo un tocadiscos y unos discos de vinilo para alegrar la situación pero no hay clima de baile ni de canto. Después de medio rock bajan el volumen a casi un zumbido para no ahogar la conversación.

Assange está asilado en esta embajada, en uno de los barrios más coquetos de Londres, a metros de la supertienda Harrods, desde que violó su libertad condicional para internarse en la sede diplomática, buscado pero no acusado por la Justicia sueca por presuntos crímenes de naturaleza sexual. A más de cuatro años desde que los hechos ocurrieron cuesta creer cómo esto empezó: según la extensa documentación del caso que este cronista revisó, a Assange lo investigaron por “asalto sexual” porque una mujer declaró que él no se dio cuenta que su profiláctico se había roto durante un acto de sexo consentido, y lo siguen investigando por “violación menor” porque otra mujer declaró que después de tener sexo con él una mañana y la noche anterior, ambos se durmieron por un rato, luego él despertó esa misma mañana y volvió a tener sexo con ella mientras la mujer estaba, según ella, “semidormida”, y a los pocos minutos la mujer despertó del todo y a partir de ese momento, tuvieron sexo consentido. (Assange dice que siempre estuvo despierta.) El presunto cargo de “asalto sexual” basado en el testimonio de la primera mujer ya prescribió, pero las autoridades suecas siguen investigando si el momento en el que la segunda mujer dijo que estaba “semidormida” constituye una violación sin uso de fuerza, aunque la segunda mujer nunca lo acusó de hacer algo en contra de su voluntad, mucho menos de violarla. Tampoco la primera. Sin embargo, preocupada porque no había usado profiláctico con Assange, la segunda mujer llamó a la primera, que era su amiga, y ahí ambas se enteraron que se habían acostado con el mismo hombre casi al mismo tiempo. Entonces decidieron presentarse en una estación de policía, no para denunciarlo a Assange, sino para obligarlo a hacerse un examen de HIV.

La traición que las mujeres habrían sentido al enterarse que habían tenido al mismo amante, el abogado mediático que tomó su caso, una fiscal ambiciosa, una política de estado feminista, el alineamiento sueco con Estados Unidos y la falta de criterio del propio Assange –que hasta el día de hoy sostiene que se acostó con ellas por razones de seguridad, para saber que podía confiar en ellas en un momento en que estaba clandestino, viviendo en casa de desconocidos, porque acababa de publicar los despachos de la guerra de Irak y por eso Estados Unidos lo perseguía–, entre otras vueltas de tuerca entre sutiles y complicadas sobre la historia y la personalidad de las dos mujeres, que Assange explica en detalle, junto con consideraciones acerca del sistema judicial, la cultura, la política y la historia de Suecia, durante una conversación que dura más de seis horas dos días antes de Navidad redondean un panorama tragicómico. Este podría empezar a aclararse en los próximos tres meses debido a un acuerdo entre Suecia y Ecuador para que Assange sea entrevistado en la embajada y la fiscal decida finalmente si lo acusa o no. Assange parece seguro de que lo van a acusar: “Para la fiscal sería un papelón si después de todo este tiempo no lo hace. Este es el caso más mediático de la historia sueca. Si te fijás en cualquier buscador de internet, mi nombre aparece junto al de Suecia más veces que firmas emblemáticas como Ikea o Saab, o personajes famosos como Olof Palme e Ingmar Bergman. mi caso es la carta de presentación más fuerte que tiene Suecia ante el mundo. No pueden dejarlo caer así no más”. Pero Assange también está convencido de que la justicia sueca eventualmente terminaría absolviéndolo, sino de inmediato en instancias superiores. El problema no es el caso sueco, dice Assange. Por eso es muy poco lo que ha dicho sobre el tema en público. “No me sirve hablar de eso. El tema no es si soy o no un violador, sino por qué me persigue Estados Unidos.” Según la respuesta a un pedido de información pública de una periodista italiana, Suecia reconoció conversaciones con el Departamento de Justicia estadounidense sobre Assange, y Assange está convencido de que esas conversaciones giraron en torno a su eventual extradición a la superpotencia norteamericana. Allí en el estado de Virgina, muy cerca de la capital, un gran jurado lo investiga y posiblemente lo ha acusado de espionaje, conspiración y robo de documentación estatal. Las acusaciones de los grandes jurados son secretas (“selladas”) hasta que el fiscal decide darlas a conocer, sin límite de tiempo, y es un crimen federal hablar de las acusaciones “selladas” hasta ese momento. Los grandes jurados pueden ordenar allanamientos y citar testigos sin la orden de un juez, y algunos de los testigos citados y los abogados de Assange en Estados Unidos le han hecho saber que la acusación del gran jurado es inminente, si es que todavía no ha ocurrido. Como Suecia se niega a garantizarle que no será extraditado a Estados Unidos, pese a que su legislación prohíbe extradiciones por presuntos crímenes políticos, Assange se niega a viajar a Suecia aunque se le vaya la vida en la embajada. El cargo de “violación menor” expira en el 2020.

Durante estos tres años de encierro, más allá del tiempo que le dedican a cuestiones judiciales y tecnológicas por los embates que regularmente reciben en ambos frentes, tanto Assange como Wikileaks se han mantenido activos en su metier, que es la publicación de documentos secretos. Desde los correos electrónicos de funcionarios sirios incluyendo a Bashar al Assad, hasta los del jefe de la CIA, John Brennan, pasando por las denuncias de un submarinista nuclear británico y sobre todo las cláusulas secretas de tres tratados de comercio y servicios que Estados Unidos impulsa con decenas de países del mundo excluyendo a los Brics y, por caso, a la Argentina: TIPP, TPP, y TISA, con el propósito, según Assange, de aislar a las potencias emergentes y especialmente a China, y reemplazar a la Organización Mundial del Comercio con un marco jurídico, aduanero y de Internet hecho a la medida de los intereses estadounidenses, una especie de jurisdicción universal a la inversa, donde un solo país ejerce el poder y los demás obedecen, facilitando extradiciones a Estados Unidos por crímenes cometidos en el extranjero, y eliminando obstáculos para el desembarco indiscriminado de empresas estadounidenses en los países firmantes.

Aunque en la semana de Navidad las agendas se alivianan y el trabajo disminuye, permitiendo largas visitas con sus afectos, no deja de sorprender la voracidad intelectual y la capacidad de atención de Assange, a pesar de su evidente deterioro físico, mental, y psicológico. Dos días antes de Navidad mantuvo una conversación que duró diez horas con este cronista y su padre, un hombre muy culto que conoce a Menem (“fue terrible, no?”) y pregunta por Cristina, discurriendo mayormente sobre geopolítica pero también sobre ciencia, ética y biología genética, con Assange llevando el peso de la charla interrumpido apenas por alguna pregunta o el comentario ocasional de sus interlocutores. En los últimos meses han sido interlocutores habituales suyos el filósofo esloveno Slavov Zizek y el economista griego Yanis Varoufakis. con ellos, Assange está trabajando en la creación de un tanque de pensamiento progresista, que busca combinar ideas vanguardistas con los últimos adelantos tecnológicos. “Yo no lo pienso como algo de izquierda, aunque la prensa lo describe de esa manera, mi idea es hacer algo abierto a distintas ideologías.”

Pero el deterioro es evidente. Apenas puede mover su hombro derecho debido a dolor que le surgió y los doctores que lo visitaron no han podido diagnosticar, en parte porque las autoridades inglesas no le permiten trasladarse a un centro médico para hacerse una resonancia magnética o una tomografía computada. Tiene un diente partido por algo duro que mordió en su comida durante una breve estadía en una cárcel británica. Necesita una extracción o por lo menos un tratamiento de conducto pero su pedido de visitar un consultorio odontológico también ha sido rechazado. Para aliviar su dolor toma pastillas todos los días. Durante un tiempo sus médicos le daban morfina pero meses atrás le cambiaron la droga, dice, sin que el cambio le produjera un síndrome de abstinencia. Cuenta que pasó dos años tratando de conseguir un médico que lo tratara, más allá de la visita informal, porque varios doctores británicos y alemanes que había consultado se negaron porque sus seguros no cubrían la jurisdicción ecuatoriana y porque tenían miedo que su asociación con Assange podría perjudicarlos a nivel profesional.

A estos achaques físicos potencialmente peligrosos se suman una palidez cada vez más notoria por falta de sol y una evidente carencia de tonicidad muscular por falta de ejercicio. Como la embajada está ubicada en una planta baja, hace más de tres años que no sube una escalera. Antes de lastimarse el hombro practicaba boxeo con un voluntario de Wikileaks que se gana la vida trabajando de guardaespaldas, pero desde entonces la única actividad que realiza es caminar y trotar en una cinta. Cosa que hace cada vez menos porque la cinta le refuerza la sensación de encierro porque no va a ninguna parte y los objetos no se agrandan a medida que avanza en su andar y se acerca a ellos, como ocurriría si estuviera en libertad. Cerca de él cuentan que Assange ha perdido toda noción de tiempo y espacio, pasa horas sin darse cuenta que la tarde se convierte en noche y pese a su sedentarismo no engorda porque rara vez se acuerda de comer hasta que alguien de su equipo le avisa. Como ha recibido múltiples amenazas de muerte, hasta amenazas de estadounidenses locos que mandan planitos explicando cómo llegar desde el aeropuerto hasta la embajada para matarlo, Assange rara vez se acerca de día a las ventanas. De noche sí, le gusta sacar fotos con su cámara con teleobjetivo y sensor de luz. Busca y dispara sobre las cámaras de seguridad emplazadas a su alrededor y a las camionetas donde se esconden los espías que lo vigilan. Después amplía las imágenes y consulta manuales para constatar la sofisticación de los equipos que usan para monitorear sus movimientos. Por ejemplo, una de las cámaras que fotografió en estos días y que mostró a sus invitados en Nochebuena tenía un mini limpiaparabrisas para los días de lluvia.

A un prisionero de máxima seguridad le asiste el derecho de al menos una hora de ejercicio al aire libre por día. Pero cuando Assange pidió al gobierno británico que le dejasen ejercitarse durante ese tiempo en una terraza contigua a la embajada, el pedido, como todos los demás, volvió rechazado. En estos tres años Assange ha salido cuatro veces al balcón, sus únicos contactos con el cielo y el viento. Dos veces lo hizo para leer declaraciones acerca de su situación judicial, otra para hacerse fotografiar junto al lingüista estadounidense Noam Chomsky y la cuarta para hacerse retratar junto al líder por los derechos civiles norteamericano Jesse Jackson. “Esa vez sí que desafié la muerte, sin darme cuenta” comenta Assange. “Después me enteré que en otro tiempo, en otro balcón, Jackson estaba parado junto a Martin Luther King cuando King fue asesinado.” Cuando sale al balcón, lo primero que hace es fijarse la forma en que están colocados los ladrillos en las paredes de ladrillo expuesto de los edificios que lo rodean. Lo que busca es un patrón diferente de colocación al que puede observar desde su ventana, solo para ver algo diferente. Aunque todavía puede leer sin usar anteojos cuenta que le cuesta mucho medir distancias por la incapacidad que tiene de mirar a lo lejos. “Siento que estoy en una obra de teatro, con gente que entra y sale del escenario mientras yo sigo acá, viéndolos pasar”, comenta con tono sombrío. Para iluminar la sala de conferencias donde recibe a sus invitados, Assange se vale de una poderosa luz de esas que usan los fotógrafos profesionales en sus sesiones con modelos. Dice que es la luz que más le gusta por replicar en parte la gama de colores de la luz del sol, “salvo por el azul”.

Cerca de él cuentan que Assange no quiere hablar de sus problemas de salud para no mostrarse derrotado ante sus adversarios, pero sus colaboradores están preocupados. La embajada tiene un total de doscientos metros cuadrados y aunque Assange hoy puede moverse dentro de ella con cierta libertad, no siempre fue así. Cuentan que el embajador anterior no lo quería y que durante un año estuvo confinado a su habitación de cinco por cinco metros, donde solo cabe un colchón para uno y un placard para ropa, más su espacio de trabajo de treinta metros cuadrados abarrotado de computadoras y bibliotecas que debe compartir con su equipo, más un baño sin ducha y una cocina muy apretada. Ahora tiene un poco más de espacio y una buena relación con los guardias de seguridad y el personal de la embajada, pero hasta el visitante ocasional no pude evitar la sensación de encierro que produce el lugar.

Para la comida del día de Navidad Assange repite el vestuario del día anterior para recibir a su padre, a la abogada guatemalteca, a este cronista, a un destacado periodista de investigación estadounidense que lleva 20 años afincado en Londres, y a su esposa, una productora de documentales y activista social, que trae pavo, salsa, papas, zanahorias y budín inglés preparados por su hija. El matrimonio acaba de llegar de un viaje de tres semanas por India. Esta vez la conversación gira en torno de la economía mundial, con Marx y Picketty como grandes protagonistas, las últimas tendencias en hackeo, lo errores políticos del líder laborista Jeremy Corbyn, y la maleabilidad de ciertos periodistas formados en “Oxbridge”, mezcla de Oxford y Cambridge, la cuna intelectual de la elite británica. Ya no hay música aunque el tocadiscos sigue ahí, y el clima es un poco más sombrío, como si se pudiera palpitar el final de la fiesta y el regreso a una rutina difícil de soportar. Pero a los postres la cara de Assange estalla en una sonrisa cuando la productora venida de India le acerca el teléfono celular: del otro lado de la línea está Alicia Castro. “¡Alisha! ¡Feliz Navidad! Estamos tomando tus vinos...¿Cómo?” Se acerca a una ventana para escuchar mejor. Después de un par de minutos corta y vuelve con las noticias: “Está bien, pero un poco triste con el cambio de presidente. Dice que Macri está gobernando por decreto.” Después de colgar con la ex embajadora Assange va a la cocina y vuelve con una tetera llena con dos saquitos colgando y sirve las cinco tazas. Después de un rato más de charla los invitados se retiran y Assange cuenta triste que pudo hablar con su madre y sus hijos en Francia y Australia, “pero es muy poco lo que se puede hablar en un teléfono seguro”. Dice que no está contento ni mucho menos feliz a pesar de los lindos momentos que acaba de pasar, pero tampoco amargado, ni deprimido, ni resignado. Después de pensarlo concluye, en forma de pregunta porque no está convencido, “¿tal vez un poco enojado?”

Tres días antes, en el primer encuentro de este viaje, después de saludar, lo primero que había preguntado es “¿Qué pasa con Macri?” Quería saber todo del nuevo presidente argentino. Había leído los cables de Wikileaks que lo mencionaban y se había detenido en uno que decía que había consultado con los gobiernos de Israel y Estados Unidos el nombre de su primer jefe de la policía metropolitana. Sin embargo, no pierde las esperanzas de entablar una buena relación con el nuevo gobierno argentino. Dijo que una de las principales razones por las que aceptó que este cronista argentino contara su Navidad en un diario argentino es porque le gustaría que Macri y su equipo conozcan mejor su situación y eventualmente lo apoyen en foros internacionales, como el gobierno argentino lo ha venido haciendo durante el mandato de Cristina Kirchner. Es que la situación judicial con Estados Unidos pinta fulera, dice Assange y mucho más si, como todo parece, en noviembre Hillary Clinton gana las elecciones. La ex primera dama tiene un encono personal con él porque Wikileaks publicó los cables del Departamento de Estado cuando ella estaba a cargo de esa repartición y después publicó los correos electrónicos de Hillary, donde habla de temas de Estado en su e-mail personal. Aunque a esta altura queda claro que no lo van a procesar por sus publicaciones –si así fuera este cronista y este diario también estarían en problemas– Assange se habría enterado que el presunto autor de la filtraciones de los documentos diplomáticos y militares estadounidenses, la ex soldado primera clase Chelsea Manning, condenada a 35 años de prisión, después de meses de prisiones y un trato que el relator de la ONU para la tortura Juan Méndez describió como “condiciones similares a la tortura” Manning habría confesado que antes de la filtración se había comunicado “con alguien que dijo ser Assange” y que investigadores habrían descubierto chat borrados entre Manning y una persona “que dijo ser Assange”, quien le habría aconsejado al soldado cómo sacar los documentos que publicaría Wikileaks y cómo cubrir sus huellas después de sacar esos documentos. Preguntado sobre si a él le consta que esos chats existieron, Assange sonríe y contesta: “no puedo comentar sobre eso”.

Por otro lado, el mismo Assange tiene esperanzas de recibir buenas noticias del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas que estudia su caso. Si el el Grupo arriba a un dictamen que indica que Assange está siendo arbitrariamente detenido por Gran Bretaña y Suecia en la embajada,  estaría basado en el hecho de que Gran Bretaña y Suecia no le reconocen el asilo y por lo tanto no le permiten un salvoconducto para viajar a Ecuador, mientras que su encierro ha superado por más de un año el máximo tiempo de encarcelamiento que le correspondería en Suecia si fuera condenado por el crimen de violación menor por el que es investigado pero aun no ha sido acusado. Según entiende Assange, este dictamen que podría destrabar su situación podría demorarse por presiones de Suecia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Por eso se encuentra en busca de apoyo internacional y en este escenario Latinoamérica en general y Argentina en particular, siendo este un referente internacional en el tema de los derechos humanos, bien podrían interesarse en su caso y acaso iniciar gestiones para reforzar la autonomía del Grupo de Trabajo.

Podrá sonar ingenuo imaginarse algún apoyo de un flamante gobierno que ha hecho saber sus deseos de alinearse detrás de Estados Unidos, para el hombre que ha revelado los secretos más vergonzosos y comprometedores que jamás se hayan conocido de ese país, con la posible excepción de los que más tarde filtraría Edward Snowden siguiendo su ejemplo. Casi casi sería un milagro. Milagro de Navidad, si es que existen.

Publicado en Página 12

martes, 15 de diciembre de 2015

Malcoleaks - Por Santiago O´Donnell
















Como subsecretaria general de la Organización de Naciones Unidas a cargo del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno (DAAT), con un presupuesto anual de miles de millones de dólares para dar apoyo logístico y administrativo a 120 mil civiles, policías y militares en cerca de treinta misiones de paz alrededor del mundo, la recientemente designada canciller argentina Susana Malcorra no siempre logró cumplir con objetivos que ella misma y su organización se habían trazado. No pudo en el arranque de la misión en Darfur, Sudán, donde la ONU interviene desde el 2007 para frenar un conflicto armado que derivó en una limpieza étnica con miles de muertos y millones de desplazados. Se trata de una misión prioritaria para Estados Unidos y lo fue sobre todo durante el tramo final del gobierno de George W. Bush (2007/2008) debido a un viejo interés en Sudán de los grupos evangélicos que apoyaban a su gobierno conservador.

La ONU había asignado una fuerza de 26.000 efectivos para imponer la paz en Darfur, pero la falta de coordinación entre los países que se habían comprometido a mandar tropas y los países que se habían mostrado dispuestos a transportarlas hizo que el plan original de colocar el 80 por ciento de esos efectivos en el terreno durante el primer año de la misión pronto tuviera que descartarse y desaparecer de los discursos y documentos de la ONU por no coincidir con la realidad. A tal punto llegó la frustración y desconfianza en el área gestionada por Malcorra que un militar británico le sugirió a un funcionario estadounidense que quizás era mejor saltearse la intermediación de las Naciones Unidas para trabajar directamente con los países que proveían las tropas que había que transportar.

A pesar de los problemas logísticos y administrativos de las distintas misiones de paz pero sobre todo la de Darfur, Malcorra supo mantener durante sus años al frente de la DAAT una excelente relación con el gobierno de Estados Unidos. Tal es así que cuando funcionarios de ese país le sugirieron que nombre a ciudadanos estadounidenses en puestos clave bajo su organigrama administrativo. Malcorra se mostró más que dispuesta a complacer dichos requerimientos.

Todo esto aparece en los veinte documentos del Departamento de Estado estadounidense fechados entre los años 2008 y 2009 que mencionaba a Malcorra, quince de ellos originados en la sede de la ONU en Nueva York, cuatro en la capital sudanesa de Jartum y uno en el Departamento de Estado en Washington, filtrados en 2012 por el sitio Wikileaks. Los cables no dicen que Malcorra hizo mal su trabajo. Los diplomáticos estadounidenses que los escriben no la critican y el secretario general de la ONU Ban Ki- moon la premió con un ascenso en el 2012 al convertirla en su jefa de gabinete. La propia Malcorra reconoció deficiencias en la burocracia del organismo. En 2009 fue coautora de un informe que recomienda cambios en la planificación y ejecución de las misiones de paz y al año siguiente la CAAT presentó un detallado plan de reforma ante la Asamblea de la ONU. Cinco años más tarde el tema se sigue discutiendo y los distintos proyectos de reforma de las misiones de la ONU, que datan del año 2000 en adelante, se siguen apilando en los archivos de la organización. El año pasado Ban ki-Moon nombró un Grupo Independiente de Alto Nivel para continuar con el tema. Y este año Malcorra dejó Nueva York para volver a la Argentina, con la expectativa de volcar su amplia experiencia y nutridas relaciones al servicio del país.

El primer cable de la serie, clasificado “confidencial” y fechado 12 de mayo del 2008 da cuenta de la importancia que le daba la delegación estadounidense al puesto al que acababa de ser asignada Malcorra, justamente en reemplazo de otra funcionaria estadounidense, Janet Holl Lute, que dejaba la organización multilateral para asumir como vicedirectora del Departamento de Seguridad Interior de su país.

El del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno (DAAT) trabaja junto al Departamento de Operaciones para el Mantenimiento de la Paz (DOMP). Con un presupuesto global anual de U$S siete mil millones en operaciones de paz, es importante que Estados Unidos retenga su presencia en los puestos más importantes de la DAAT...El Secretario General recientemente nombró a Susana Malcorra de Argentina como la nueva Subsecretaria General para la DAAT.

El siguiente cable “confidencial “ desde Naciones Unidas, esta vez del 7 de agosto del 2008, relata una reunión del grupo de “Amigos de la Misión de ONU en Darfur” (Amigos de Unamid) para evaluar un pedido de apoyo logístico que días atrás había presentado Malcorra.

Malcorra solicita transporte aéreo y una fecha cercana para realizar la operación. La mayoría de los estados representados, con la excepción de Canadá, Reino Unido y Alemania, parecían no estar interesados en apoyar el pedido de Malcorra.

Para no dejarla sola, el cable concluye con un pedido de apoyo de la delegación militar estadounidense en la ONU al Departamento de Estado para que las embajadas estadounidenses convenzan a más países de ayudar a Malcorra.

Pedido de acción: El Comité de Personal Militar de Estados unidos-ONU sugiere que el Departamento considere instruir a capitales de los Amigos de UNAMID para alentar a esos países a que provean el apoyo requerido por la Subsecretaria General/DAAT Malcorra.

Otro cable “confidencial” desde Nueva York, pero del tres de septiembre del 2008, detalla la “frustración de varios países” con los obstáculos burocráticos que presentaba la misión en Darfur y la dificultad para cumplir con el pedido de Malcorra. Según el cable, aún los países que más apoyaban la misión_Australia, Canadá, Gran Bretaña y Estados Unidos_ expresaron dudas acerca del presupuesto y el plan a largo plazo que ella les había presentado. Hablando de los representantes australianos, el cable dice:

 Sus preguntas con respecto a la lista de Malcorra –sobre su planificación a largo plazo y el gasto del presupuesto acordado– reflejó las que previamente habían expresado en reuniones Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. Los Australianos sugirieron que una contribución adicional de Estados Unidos podría provocar que su país también contribuya.

A su vez el representante alemán fue muy duro, criticando al gobierno sudanés, pero aún más a la misión de la ONU.

Alemania ha intentado aportar transporte aéreo y personal para Unamid, y ha expresado frustración con los obstáculos que le han presentado el gobierno de Sudán y el Secretariado. El coronel Ralph Scholtz explicó “que Naciones Unidas tiene un entendimiento claro de los problemas pero no de las soluciones, que su burocracia los mata y que responden con una falta de flexibilidad que es desconcertante, y que la misión en Darfur sufre de falta de experiencia”. Alemania ofreció cincuenta asesores militares a Unamid, pero la ONU sólo aceptó diez. Estos militares, junto con otros expertos e ingenieros alemanes, tuvieron problemas con sus visas que obstaculizó su despliegue en Darfur. En los últimos seis meses, un solo asesor alemán ha sido desplegado.

El representante italiano no sólo no se quedó atrás sino que subió la apuesta. Dijo que la misión en Darfur era el peor despliegue de tropas en la historia militar de toda la humanidad.

Italia también había ofrecido desplegar tropas. La ONU al principio rechazó la oferta pero cambió de opinión meses después dejando a los italianos dudando del cambio de actitud, lo cual llevó a su comentario de que “la ONU no está trabajando de la mejor manera en esta situación.” El general Giuliano Ferrari agrego que el de la misión en Darfur es “el peor plan de despliegue en la historia militar.”

Los dinamarqueses también ofrecieron aviones de transporte militar, dice el cable, “pero la oferta fue recibida de manera confusa y no se supo más nada.”

Sin embargo, de todos los consultados, el más crítico del trabajo de la ONU en Sudán fue el asesor militar de Reino Unido, refleja el cable. El militar británico directamente opinó que a esa altura del partido quizás era mejor transportar las tropas a Darfur sin pasar por el laberinto burocrático que implicaba la mediación de la ONU.

El asesor militar de Reino Unido tenía una perspectiva aún más pesimista. El teniente coronel Nicholas Slinger expresó su frustración con el Secretariado por el punto muerto burocrático que había experimentado. Nos informó que ya no habría dinero fresco de Reino Unido sobre la mesa, pero sugirió que los Amigos deberían enfocarse en apoyar a los Países Aportantes de Tropas directamente, y evitar los canales de Naciones Unidas para que las cosas se hagan.

El despacho diplomático que sigue, fechado en Nueva York el ocho de septiembre del 2008, narra una reunión entre Malcorra y la diplomática estadounidense Rosemay Di Carlo, entonces la número dos de la delegación norteamericana en la ONU. Según el cable, en esa reunión Di Carlo le dijo a la argentina que no era realista seguir hablando de una efectividad del ochenta por ciento en el despliegue de tropas en Darfur y que convenía revisar esa cifra para abajo para mantener la credibilidad de la ONU.

Malcorra reconoció que el objetivo expresado por la DAAT de 80 por ciento de despliegue a fines de diciembre no podría ser alcanzado y reconoció que 6065 por ciento sería más realista, con el 80 por ciento alcanzable en el primer trimestre de 2009. Di Carlo alentó a Malcorra a discutir con sus colegas de la ONU el hacer pública esa información, haciendo notar que si la ONU continúa manteniendo en público la figura de 80 por ciento, el fracaso en lograr este objetivo en diciembre restará credibilidad a la misión. Malcorra estuvo de acuerdo.

Para tranquilizar a su interlocutora, la diplomática argentina se ofreció a dar explicaciones por la demora, si fuera necesario, en el Capitolio y en la Casa Blanca.

Indicando que aprecia el énfasis que Estados Unidos le pone a lograr una misión exitosa en Darfur, Malcorra ofreció viajar a Washington para informar a funcionarios de los poderes legislativo y ejecutivo, si fuera necesario.

Dos meses más tarde, otro cable “confidencial”, fechado siete de noviembre de 2008 desde Nueva York, blanqueaba que aún la meta reducida de 60 por ciento de despliegue sería muy difícil de alcanzar.

En una reunión con el teniente coronel Tim House del Servicio de Generación de Fuerzas (SGF) de la ONU, representantes estadounidenses (funcionario político, asesor militar y Asesor Principal para la oficina del Enviado Especial) discutieron la actualidad del despliegue de la misión en Darfur (Unamid) después de la reunión de Amigos de la Unamid con la Subsecretaria General Malcorra el 30 de octubre. El funcionario de la SGF dijo que la oferta pendiente de Estados Unidos de proveer transporte aéreo es “vital” y que el objetivo de la ONU de despliegue del 60 por ciento de Unamid antes del fin de 2008 no será alcanzada sin el aporte estadounidense de transporte aéreo.

Un mes más tarde, el 19 de diciembre de 2008, Malcorra presentó un informe sobre la situación en Sudán ante el Consejo de Seguridad de la ONU, dice un cable fechado el 24 de ese mes. En la reunión del Consejo la diplomática a cargo de la DAAT puso en duda el nuevo objetivo anunciado por la ONU de ochenta por ciento de despliegue de cascos azules en Darfur al término del primer trimestre del 2009. Malcorra atribuyó las nuevas demoras a los países de la Unión Africana que debían mandar tropas.

Malcorra alertó que el objetivo de 80 por ciento de despliegue a fines de marzo depende de que los Países Donantes de Tropas estén listos para hacerlo en ese plazo. Ella urgió a los Países Donantes de Tropas a comenzar operaciones pre-despliegue lo más pronto posible.

El 11 de febrero Malcorra se reunió con la entonces embajadora estadounidense ante la ONU, hoy Consejera de Seguridad Nacional del gobierno de Obama, Susan Rice. De esa reunión habla uno de los cables más jugosos de la serie, fechado en el mismo día en que la reunión tuvo lugar. En dicho encuentro Rice le pide a Malcorra que nombre a funcionarios estadounidenses en distintos puestos de la DAAT, y la diplomática argentina da a entender a su colega estadounidense que los deseos de Washington serán satisfechos.

En una reunión introductoria el 11 de febrero Subsecretaria /DAAT Malcorra le dijo a la Embajadora Rice que el ciudadano estadounidense Tony Banbury era su candidato preferido para subsecretario General Adjunto en el Departamento de Apoyo a las Actividades en el Terreno. Malcorra dijo que tenía un alto concepto de Banbury del tiempo que pasaron juntos en Programa Mundial Alimentario y que actualmente estaba en la “lista corta de un solo nombre” para ocupar el puesto. La Embajadora Rice dijo que la ONU tendría muchas dificultades para encontrar a un candidato mejor calificado. Rice le dijo a Malcorra que Estados Unidos también estaría interesado en ver a un fuerte estadounidense en el puesto de Representante Especial Adjunto del Secretario General de la ONU en la Misión de Asistencia en Afganistán. Malcorra respondió que el proceso de selección para ese puesto ya había empezado, con un candidato estadounidense, Richard Wilcox, en la lista corta. Ella dijo que otros nombres podrían ser considerados si el Gobierno de Estados Unidos deseaba proponerlos pero que “tenemos que movernos rápido” si ese fuera el caso. Malcorra también se mostró dispuesta a considerar candidatos estadounidenses para llenar cuatro vacantes a nivel de director en su departamento: recursos humanos, logística, tecnología y finanzas.

Finalmente un cable fechado en Jartum el 23 de febrero de 2009 describe una reunión tripartita que había tenido lugar cinco días antes en esa capital entre la ONU, la Unión Africana y el gobierno de Sudán para tratar de solucionar los distintos problemas que enfrentaba la misión en Darfur. El despacho contiene elogios para Malcorra de dos militares estadounidenses que asistieron al cónclave, el coronel Noddy Stafford y el coronel James Davey.

Safford y Davey elogiaron a Malcorra por sus esfuerzos personales para mantener la reunión en un tono amistoso. Stafford caracterizó su actuación como “muy constructiva y afirmativa” e hizo notar que había estado en Jartum menos de 30 horas con reuniones casi continuas. Señaló que la reunión no hubiera sido exitosa sin Malcorra.


Publicado en Página/12

jueves, 3 de diciembre de 2015

El principio del fin - Por Santiago O´Donnell













No es nada fácil darse cuenta cuándo empieza el final, sobre todo cuando uno es el protagonista de la historia, pero no conoce el guión ni sabe cuánto dura la película.

El domingo se vota en Venezuela y nueve de diez encuestadores predicen que el chavismo perderá su primera elección regional desde que llegó al poder en el siglo pasado y que por lo tanto perderá, también por primera vez, su mayoría en la Asamblea legislativa.

Claro que no hay que creerle demasiado a los encuestadores pero tampoco hace falta un triunfo opositor para darse cuenta que la revolución bolivariana está en problemas. Cuando no conseguís papel higiénico en un país como Venezuela, sabés que estás en problemas. Y no se trata solamente de un problema económico, que por ciento no es menor: góndolas vacías, inflación más alta del mundo, cuatro tipos de dólar oficial que van de seis a doscientos bolívares, mientras el dólar negro se vende mil.

No es sólo eso. Ni la corrupción descontrolada, ni los generales involucrados en el narcotráfico, ni la tasa de homicidios más alta de Sudamérica, ni los "colectivos" armados que dominan las calles con el guiño presidencial.

Tampoco se trata de minimizar los logros del chavismo, que fueron muchos e importantes, desde llevar salud y educación y vivienda a millones de excluidos hasta el esfuerzo puesto en lograr la unidad latuinoamericana, desde llenar el vacío político que dejó la implosión del Acuerdo del Punto Fijo con el Caracazo, hasta el aporte a la paz en la  Colombia. 

Pero no exageremos: Hugo Chávez no es el Che Guevara. Nunca dejó de venderle casi todo su petróleo a los yanquis y no les privatizó ni un McDonald´s. A España y Argentina y a Colombia sí. A los gringos ni un McDonald´s.

Se podría adivinar que el principio del fin fue apenas un tropiezo, un primer aviso que llegó con el plebiscito del 2007 promoviendo la reelección indefinida del comandante en jefe y presidente, Fue el único plebiscito que perdió el chavismo, y que el mismo comandante se encargó de revertir con un nuevo plebiscito dos años después, del que salió triunfante porque se acordó de incluir a sus gobernadores y alcaldes en la movida reeleccionista. Al final Chávez había ganado, sí, pero el poder personalista del autoproclamado líder revolucionario había encontrado un limite en el sistema democrático. Amigos y opositores habían tomado nota. 

Después vino la última operación de Chávez en Cuba antes de morir, la supuesta asunción presidencial de un hombre que no daba señales de vida, el aval de un Tribunal Supremo de mayoría automática, la entrega del gobierno venezolano a los hermanos Castro, los cuentos del séquito chavista de grandes y profundas reuniones con un hombre supuestamente presidente que seguía sin dar señales de vida, sin una foto ni un videíto de cinco segundos que demostrara que estaba consciente, el traslado de Chavez de regreso a Venezuela supuestamente tuiteando que estaba feliz de volver a su tierra, el anuncio de su muerte, la asunción inconstitucional de Nicolás Maduro como presidente provisorio cuando le correspondía al presidente de la Asamblea Diosdado Cabello, y la candidatura ilegal de Maduro porque según la constitución venezolana un mandatario que asume para llamar a elecciones porque el anterior no puede seguir está impedido de presentarse en esos comicios,

Todo eso desembocó en una campaña en la que Maduro contaba que Chávez se comunicaba con él a través de un pajarito. Pero aún con el cadáver todavía fresco y el efecto luto a full, el heredero del gran líder  apenas pudo ganar por un puñado de votos.

Casi un año después, el 12 de febrero del 2014, Día de la Juventud,  un grupo de moticiclistas uniformados y de civil del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), junto con miembros de la Guardia Nacional Bolivariana y de "colectivos" chavistas, abrieron fuego contra un grupo de manifestantes desarmados y asesinaron al estudiante de 23 años Bassil Da Costa. Esos motociclistas, después de abrir fuego a mansalva, se replegaron detrás de un cordón de agentes antimotines alineados escudo contra escudo para cortar la marcha a dos cuadras de donde se había producido la balacera. No hicieron falta: ante los primeros disparos los estudiantes habían  huído en estampida.

Todo esto fue captado en tres videos y cientos de fotos tomadas desde balcones y terrazas,material que fue subido a las redes sociales y luego plasmado en la publicación de un informe especial de un diario afín al chavismo, Ultimas Noticias. Los directivos del diario sólo aceptaron publicar después de que los periodistas pusieran un video en Youtube mostrando la secuencia del asesinato y el video rápidamente alcanzó miles de reproducciones. Los periodistas que hicieron y forzaron la publicación de la investigación, encabezados por Tamoa Calzadilla, no tardaron en perder sus trabajos. Pero el daño ya estaba hecho:  tal fue la contundencia de las pruebas presentadas que el mismo día de la publicación Maduro tuvo que salir por cadena nacional a reconocer que el Sebín le había disparado a los estudiantes, aunque según él les había ordenado que se queden en sus cuarteles.

 Semejante admisión invita a dos lecturas. Si es verdad lo que dijo Maduro, el presidente no controla a su servicio de inteligencia. Si no es verdad, ordenó una represión clandestina, fue descubierto y deslindó responsabilidades. En ambos caso se trataría de un hecho gravisimo. 

Pero a juzgar por su reacción, para Maduro y su gobierno no habría por qué preocuparse. A partir de las fotos y los videos del asesinato, periodistas y abogados de Da Costa lograron identificar a diez tiradores. La fiscalía venezolana proceso a ocho y acusó a uno de ellos, el comisario del  Sebin José Ramón Perdomo Camacho, de haber matado al estudiante. Mientras los otros siete quedaron en libertad condicional, Camacho quedó detenido...en el cuartel del Sebin (!) a la espera de un juicio que todavía no empezó y que ya sufrió varias postergaciones por razones que no fueron explicadas a la peluquera Jeneth de Carmen Frías González, madre de Da Costa. 

Ese mismo 12 de febrero del 2014 otros cinco estudiantes fueron asesinados a balazos mientras protestaban de manera pacífica. También murieron personas en los cortes de ruta de la opocisión, ya sea  en accidentes automovilísticos porque era de noche y no vieron la barricada, o porque sufrieron un paro cardíaco pero su ambulancia no pudo llegar a tiempo al hospital por el corte de ruta, o baleaos por chavistas y antichavistas en distintas circumstancias El gobierno sumó todos estos casos a los de los estudiantes baleados y llegó a prolija suma de más de cuarenta y tres muertos y le echó la culpa a Leopoldo López, organizador de la marcha. Es cierto, la consigna de la protesta fue pedír "la salida" del gobierno. Pero seamos honestos, no es ningún crimen pedir "la salida" de un gobierno, como por ejemplo pasa ahora en Brasil sin que nadie vaya preso por salir a la calle y manifestarse en ese sentido . Y no es lo mismo pedir una "salida", que puede ser democrática, que pedir un "golpe". En todo caso a Leopoldo López lo cargaron con los cuarenta y tres muertos por haber organizado la protesta, lo condenaron a trece años en un juicio express y lo despacharon a la cárcel más brava que le pudieron encontrar.

  "Si no fuera por nuestra investigación a López le daban cadena perpetua," me dijo Tamoa Calzadilla hace dos semanas en Lima, donde fue premiada por su investigación en Ultimas Noticias.

La represión del 2014, mal disimulada con un supuesto complot colombiano-estadounidense que buscaba derrocar a Maduro, asesinarlo si es posible y de paso bombardear el Palacio Miraflores, marcó un quiebre en la relación del chavismo con los gobiernos posneoliberales de Brasil, Uruguay, Chile y Perú, que hasta ese momento se habían mostrado solidarios con las denuncias chavistas de amenazas desestabilizadoras. También  la OEA, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y hasta  los organismos de derechos humanos inclinados a la izquierda, tomaron distancia, conscientes de que ya no podían ignorar ni rebatir las críticas al desliz autoritario chavista que desde hace años venían realizando los principales organismos de derechos humanos del norte, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, amén del gobierno de Estados Unidos, la Unión Europea y la derecha latinoamericana,    

A diferencia de su admirado antecesor, Maduro no llama a plebiscitos constantemente para legitimarse a través de una campaña permanente. Se entiende, Maduro sabe hacer cuentas. Elegido por apenas un punto en abril del 2013, desde entonces todo ha sido cuesta abajo. El domingo enfrenta su primer test electoral. No lo buscó, pero no le queda otra. 

lunes, 16 de noviembre de 2015

Desesperanza aprendida - Por Santiago O´Donnell











Steven Watt, abogado de derechos humanos estadounidense, demandó hace pocos días en una Corte Federal de Washington a los dos psicólogos que manejaron el programa de torturas de la CIA. Los psicólogos se llaman James Mitchell y Bruce Jessen.

Se trata de una llamativa novedad, porque hasta ahora sólo un puñado de soldados y un contratista de la CIA han sido procesados por abusos cometidos en las cárceles de Irak y Afganistán. Cada vez que se intentó llevar a juicio a los verdaderos responsables del programa de torturas, los abogados del gobierno, tanto el de George W. Bush como el de Barack Obama, invocaron “secretos de Estado” para frenar los juicios.

“Esta vez es diferente” dice Watt, abogado de la ACLU (organización pro libertades civiles) al teléfono desde Nueva York el martes pasado. “Esta vez no pueden decir que lo que salga del juicio puede dañar el interés nacional porque la información ya no es secreta: tanto el programa de Mitchell y Jessen como las torturas que recibieron mis defendidos están detallados en un informe del Senado sobre tortura que se publicó en diciembre del año pasado. Ya le hemos escrito a la fiscal general Loretta Lynch para pedirle que se abstenga de intervenir.”

Antes del 11-9, los psicólogos Mitchell y Jessen trabajaban para el Ejército estadounidense en programas de resistencia a los interrogatorios de fuerzas enemigas. Según el informe del Senado, Mitchell y Jessen convirtieron el programa de supervivencia en un programa de torturas y se lo vendieron llave en mano a la CIA. Pero, claro, entre lo que hicieron en el Ejército y lo que harían en la CIA había una enorme diferencia. En el programa de supervivencia los soldados sabían perfectamente cuánto iba a durar cada ejercicio y tenían “palabras seguras” que podían invocar cuando sentían que no podían resistirlo. En cambio los prisioneros de la CIA eran torturados sin parar durante días enteros.

Peor aún, Mitchell y Jessen inventaron una teoría pseudocientífica para justificar la tortura, basándose en los experimentos en perros que un psicólogo llamado Martin Seligman había conducido en los años 60 desde la Universidad de Pennsylvania. Picaneando perros amarrados y registrando los resultados, Seligman había desarrollado el término de “desesperanza aprendida” (learned helplessness, en inglés). Esto es, en largas sesiones de picaneo en los tobillos del animal, cuando finalmente se resigna a que no va a poder zafar de sus amarras y por más que ladre y se queje no van a dejar de picanearlo, el perro deja de resistir los shocks eléctricos y se queda quieto y agachado, en completo estado de sumisión, por más que sigue padeciendo un dolor inaguantable.

Esto es “desesperanza aprendida” y es lo que, según numerosas evidencias, Mitchell y Jessen le vendieron a la CIA. Y al menos entre el 2002 y el 2005 la aplicaron en cárceles de Irak y Afganistán, junto a torturadores entrenados por ellos, registrando resultados y sacando conclusiones bajo el disfraz del guardapolvo blanco, en al menos 119 víctimas.

Desde el gobierno nadie opuso reparos. Al contrario. Sobre los escombros humeantes de las Torres Gemelas el entonces presidente estadounidense George W. Bush había prometido: “Vamos a quemar sus madrigueras, los vamos a hacerlos correr, y después los traeremos a enfrentar la Justicia” y al poco tiempo autorizaba y ponía en funcionamiento un programa de torturas, secuestros, traslados secretos a terceros países y detenciones prolongadas sin derecho a la defensa que se aplicó a ¿decenas?, ¿cientos?, de sospechosos de ser terroristas. Algunos de esos sospechosos serían eventualmente liberados tras demostrar que no tenían nada que ver, otros terminarían muertos en la sala de tormentos sin haber podido defenderse y todos, terroristas o no, sufrirían de por vida los efectos de pasarse semanas enteras atados, desnudos y muertos de frío, en celdas oscuras y vacías, sin poder dormir por la música a todo volumen, con golpizas y submarinos y manguerazos y asfixias con bolsas de plástico durante horas sin parar y humillaciones diarias con perros y excrementos y páginas del Corán. Todo bajo la atenta supervisión, a veces en persona, de los dos psicólogos, que por entonces se habían retirado del Ejército para abrir la consultora Mitchell, Jessen & Associates, una academia de tortura que lleva facturados al menos 8,1 millones de dólares del gobierno estadounidense.

Sin embargo, más allá del palabrerío pseudocientífico con el que Mitchell y Jessen llenaban su informes, el informe de Senado concluyó lo ya se sabía en cualquier ámbito científico y académico medianamente serio. Esto es, que la tortura no sirve para obtener información porque el torturado va a decir cualquier cosa con tal de que dejen de torturarlo. En el caso puntual de los los psicólogos Mitchell y Jessen, el informe afirma que no aportaron ninguna información valiosa.

Claro que Mitchell y Jessen no son los únicos responsables de haber degradado la condición humana y averiado la autoridad moral de Estados Unidos. Numerosos documentos muestran que la CIA quería torturar y por eso aceptó rápidamente la propuesta de los psicólogos. Y que el entonces presidente Bush autorizó el programa, que el vice Dick Cheney

y la asesora de Seguridad Nacional Condoleeza Rice, entre otros, alentaron y apoyaron la práctica. Albert Gonzalez, John Yoo y Jay Bybee, entre otros, defendieron la legalidad del programa desde el Departamento de Justicia, llegando a redefinir el concepto de “tortura”, muy cerca de la idea de “daño permanente”, de manera tal de que prácticamente haría falta mutilar o enloquecer a una persona para que se la considere torturada.

Sin embargo, aunque el actual presidente estadounidense Barack Obama ordenó el cese del programa de torturas ni bien asumió, en el 2008, y reconoció que “torturamos a algunas personas” cuando se conoció el informe del Senado, su gobierno ha protegido a los torturadores materiales e intelectuales, a tal punto que al conocerse el informe Obama acompañó su reconocimiento de la tortura con una peligrosa justificación: “Entiendo por qué sucedió. Es importante que miremos atrás y recordemos lo asustada que estaba la gente. No se sabía si más ataques eran inminentes. Y había una enorme presión sobre nuestras fuerzas de seguridad y sistema judicial para enfrentar la amenaza”.

Watt, el abogado, y equipo, representan a tres víctimas: el keniata Suleimán Abdullah Salim, que hoy vive en Tanzania; el libio Mohamed Ahmed Ben Soud, que hoy vive en su país, y la familia del afgano Gul Rahman, muerto por hipotermia en una cárcel de su país mientras era torturado. Acusaron a los psiquiatras no sólo de torturas sino también de experimentación humana sin la autorización de las personas utilizadas en el experimento.

“Nunca le pidieron perdón. Nunca ofrecieron una reparación. A la familia de Rahman ni siquiera le dieron la confirmación oficial de su muerte. Hago esto porque llegué a conocerlos y hablé mucho con ellos y pude ver lo que sufrieron y cómo no pueden avanzar con sus vidas si no pueden darle un cierre a su terrible experiencia –dice Watt–. Pero también lo hago por nosotros, por nuestro país. Como sociedad no podemos avanzar si no asumimos la responsabilidad de nuestros actos.”

Para Watt, la postura de Obama de reconocer los crímenes mientras protege a sus autores raya en la hipocresía. “Me parece absurdo lo que hace Obama. Con la transparencia no alcanza. Si hay reconocimiento debe haber rendición de cuentas.”

¿Y cómo se puede saber si la CIA dejó de torturar, como le ordenó Obama, cuando todavía no reconoció que al menos lo venía haciendo hasta hace poco? se le pregunta. “Precisamente, no podemos estar seguros. De hecho la cárcel de Guantánamo sigue abierta y la encarcelación ilegal es una forma de tortura.”

Watt dice que es importante la atención internacional al tema, sobre todo de países latinoamericanos que han sufrido el terrorismo de Estado. “Quisiera que aprendamos la lección de Chile y Argentina. Ningún país donde hubo secuestro, torturas y desapariciones forzadas puede avanzar sin no se hace una verdadera rendición de cuentas.”

Reconoce que los psicólogos son peces relativamente pequeños en el estanque de los culpables de torturar, pero dice que hay otras acciones legales en marcha y que todo forma parte de una estrategia legal, y por qué no, mediática, para alcanzar una rendición de cuentas exhaustiva.

“Esta vez es diferente”, se esperanza Watt, nuevamente, antes de colgar.
 
(publicado en Página/12)

sábado, 14 de noviembre de 2015

-----Terrorismo contra el terrorismo ----- Por Santiago O´Donnell








No es fácil escribir sobre derechos y garantías individuales y responsabilidad estatal el día después de Paris, el día después de que que el presidente frances declarase "no tendremos piedad". No es fácil pero se hace urgente y necesario porque cuanto más grande el dolor, más fácil se confunde justicia con venganza.

 Catorce años atrás, sobre los escombros todavía humeantes de las Torres Gemelas, George W.Bush prometió: "Vamos a quemar sus madrigueras, ponerlos a correr y traerlos a justicia," en referencia a los responsables directos e indirectos del atentado. Acto seguido procedió a invadir Afganistán, luego Irak, mientras autorizaba y supervisaba un programa de secuestros ilegales, traslados clandestinos, asesinatos extrajudiciales y salvajes torturas que duró hasta el final de su mandato y que en algunos aspectos se prolonga, atenuado, en el actual.

 Bush fue acompañado por una sociedad que avaló en silencio las torturas y los asesinatos, mientras la industria cultural los naturalizaba en películas y series de televisión. El plan no sirvió para nada. No ayudó a condenar terroristas, ni trajo paz a los muertos del 9-11, ni llevó consuelo a sus deudos. Sólo más violencia, más guerra, más terrorismo, más miedo y más degradación de la especie humana.

Ahora le toca a Francia, cuna del iluminismo y capital de la cultura occidental, enfrentar el mismo dilema que Bush resolvió con  su claudicación moral. Con rabia, con dolor, hay que decir que el "sin piedad" de Hollande no puede significar "vale todo" o  "sin respeto por la condición humana". No debería hacer falta, pero los ejemplos sobran para decir que todavía no aprendimos:  la tortura no sirve, la gente dice cualquier cosa bajo tortura, y además está mal torturar. Y secuestrar. Y desaparecer. Y matar, sobre todo desde el Estado.

Terrorismo sobre terrorismo, cenizas sobre cenizas. Se hace difícil pensar en el Estado cuando uno no tiene ningún control sobre la locura yihadista, y es esa locura la que hoy hace que lloremos por Paris. Se hace difícil entender porque entender se parece a justificar y nadie quiere eso y menos hoy.  Pero la violencia descontrolada, la guerra, la invasión de tierras lejanas, la tortura y el secuestro no pueden ser las únicas respuestas cuando una agresión amenaza, precisamente, a nuestra civilización.
Porque seguimos siendo humanos, ¿no?

domingo, 1 de noviembre de 2015

Luz - Por Santiago O´Donnell








Se viene el ballotage entre Daniel Scioli y Mauricio Macri y Luz, una lectora de este blog, me pide un análisis. Con mucho gusto lo intento. Gracias, Luz. Mi análisis dice que nadie sabe quién va a ganar, aunque es evidente que Macri está en alza y Scioli en baja y que es más fácil mantener una tendencia que revertirla, pero nuestro electorado ha dado suficientes muestras de volatilidad como para esto último también pueda ocurrir, sobre todo dada la paridad entre ellos que mostró el resultado de la primera vuelta. O sea, como siempre, en el futuro puede pasar cualquier cosa, pero esta vez daría la impresión de que un poquito más.

Ni Scioli ni Macri son los candidatos de la transparencia. Tampoco Massa. Ni se han destacado por la transparencia en sus negocios privados ni se han destacado por controlar o combatir a la corrupción siendo gobernantes. Lo cual me lleva a concluir que el tema de la corrupción es prioritario solamente para el electorado de clase media alta, mientras que la demanda de mayor seguridad y de mayor bienestar económico sigue prevaleciendo en el resto de la población, el más sector más desprotegido, que sigue siendo mayoritario. En cambio los candidatos que hacen bandera de su austeridad y transparencia como Margarita Stolbizer y Nicloás Del Caño sacaron muy pocos votos en la primera vuelta. En Brasil el tema de la transparencia está en pleno auge. Se viene vinculado con el bienestar económico al menos desde la protestas del año pasado por el despilfarro en las obras para el mundial de fútbol. En Guatemala hace pocas semanas el presidente Otto Pérez debió renunciar por un caso de corrupción. Acá será cuestión de tiempo hasta que volvamos a tener presidentes ejemplares en ese sentido. La sociedad argentina, desconfiada, complaciente, todavía no lo exige. Si bien el tema de la transparencia ha sido usado como herramienta de las elites para horadar a los gobiernos populares, la mejor respuesta es tener el traste bien limpio, tanto a nivel personal como a nivel de gestión, lo cual no es imposible ni mucho menos. Mi impresión es que cuanto más se pueda vincular a la corrupción con la inseguridad social y económica y no sólo con la debilidad ética, más relevancia tendrá a la hora del voto. Habrá que seguir exigiendo y también saber esperar.

El tema del narcotráfico va de la mano del de la corrupción. Mucho, muchísimo dinero proviene del narcotráfico, el narcolavado y la fabricación de drogas ilegales. En este país, no sólo muchas campañas políticas, sino también importantes sectores de la economía doméstica dependen de él. Entonces es más fácil hacerse el distraído que enfrentarlo en serio. Por suerte en los últimos años ha surgido una demanda social de combatir el narco que atraviesa a todas las capas sociales, a partir del envenenamiento que produce el paco en las villas y los barrios y del brutal incremento de la violencia por guerras territoriales entre bandas armadas dedicadas al mercadeo. Algo va a tener que hacer el próximo presidente. El tema aparece como más urgente que el de la corrupción, pero una vez más, más allá de los discursos de ocasión, por trayectoria y afinidad con la problemática, ninguno de los candidatos parece ser el hombre indicado para marcar un quiebre a partir de su liderazgo. No digo que sea imposible pero sí que me sorprendería.

¿Y qué van a hacer Scioli o Macri si ganan? Antes que nada, van a tratar de gobernar. Después y solo después podrán desplegar sus ideas y proyectos y sus ganas de hacer historia. ¿Sería tan diferente lo que haría Scioli a lo que haría Macri? Nunca lo sabremos. En estos días, dada la coyuntura política, Scioli quiere diferenciarse y Macri parecerse. Pero más allá de lo que ellos digan, aunque provienen de espacios políticos opuestos, lo cual condiciona sus respectivos márgenes de maniobra, a grandes rasgos ambos parecen cortados por la misma tijera del populismo conservador.

Claro que Scioli va a querer sacarse de encima a Cristina y el cristinismo y descolonizar al Estado de las ambiciosas pero inexpertas huestes camporistas. Pero lo hará a su manera, gradualmente, sin apuro ni confrontaciones innecesarias, buscando generar un buen clima de negocios con paz social, mística peronista y desarrollo industrial, un neocorporativismo con discurso social y guiños a los mercados.  No suena muy excitante pero Scioli es así. No conozco a un solo fanático de Scioli. Nadie que me diga "Scioli la va a romper." Scioli  el candidato ni siquiera cautiva a quienes trabajan en su campaña, me cuenta uno de ellos. Con esto no alcanza para predecir que será un mal presidente, ojalá que no, pero no es un dato alentador.

Macri va a llegar y decir que va  a limpiar la casa pero al poco tiempo arreglará con los poderes fácticos, tal como le marca su particular estilo de pragmatismo liberal. Así como llegó al gobierno de la ciudad gritando a cuatro vientos que iba limpiar a Buenos Aires de ñoquis y al poco tiempo arregló con Amadeo Genta y Hugo Moyano y terminó no echando a nadie ni privatizando nada, así como en su momento arregló con Cristobal López, con Coti Nosiglia, sobre todo teniendo en cuenta la historia de los presidentes no peronistas en este país, qué duda cabe que va a arreglar con los peronistas y sus distintas vertientes e intereses para tratar de gobernar. El sabe mejor que nadie que los 90 ya pasaron, que el festival neoliberal ya es historia. A él le hubiera encantado gobernar en esa década, él cree en esas recetas. También sabe que la década de izquierdas latinoamericanas también está pasando, aunque esta vez la transición sea más gradual: primero fue Paraguay, después Argentina, en un par de meses le toca a Perú. Colombia nunca votó a la izquierda por culpa de la guerrilla, Brasil y Venezuela están en crisis. Sólo el proyecto del Frente Amplio uruguayo y el indigenismo fiscalista y personalista de Evo Morales se mantienen firmes, paradójicamente, gracias a su flexibilidad. En esa lenta transición Macri, como su amigo el ex presidente chileno Sebatián Piñera, intentará llegar hasta donde pueda, hasta donde lo dejen, hasta donde le convenga o le parezca bien.

Reconozco que el menú no entusiasma, pero es lo que supimos conseguir. Queda margen para la esperanza, claro que sí, para que este aprendizaje democrático, lento, doloroso, y muchas veces aburrido, nos lleve a ser cada vez mejores ciudadanos. Mejores ciudadanos significa  mejores gobernandos, lo cual lleva inexorablemente a estar mejor gobernados. El camino inverso, el de pretender que un presidente iluminado satisfaga nuestras necesidades para convertirnos en ciudadanos ejemplares suena lindo, parece lindo. Pero a la larga o a la corta ese camino se hace intransitable y entonces damos marcha atrás y volvemos al punto de partida para empezar de nuevo, olvidándonos de lo andado. Más allá del próximo presidente el camino lo haremos nosotros, entre todos, yendo y viniendo sobre nuestras huellas, fijando el sendero que nos marca la dirección.








viernes, 23 de octubre de 2015

--Drones, torturas y secretos revelados -- Por Santiago O´Donnell








WikiLeaks ya tiene competencia. El sitio de filtraciones The Intercept acaba de publicar una serie de documentos sobre el program de asesinatos  a través de drones (aviones no tripulados) que Estados Unidos utiliza en su Guerra contra el Terrorismo en Irak, Afganistán, Somalia e Irán. Pocos días más tarde WikiLeaks contestó publicando correos electrónicos del jefe de la CIA en los que  propone cambios reglamentarios para legalizar prácticas de tortura.

 The Intercept es dirigido por el periodista Glenn Greenwald, quien se hizo famoso por publicar en el periódico inglés The Guardian las revelaciones del ex espía Ed Snowden, hoy asilado en Rusia, quien había filtrado hace un par de años una serie de documentos mostrando cómo Estados Unidos espiaba masiva e indiscriminadamente a sus ciudadanos a través sus teléfonos y conexiones de internet, y también cómo Washington espiaba a jefes de Estado, ONGs y empresas de países supuestamente aliados. WikiLeaks, a su vez, se hizo famosos por publicar más de un millón y medio de documentos que abarcan los despachos militares de las guerras de Afganistán e Irak, y los cables diplomáticos de Estados Unidos entre 2004 y 2010. Dirigida por el carismático hacker/editor australiano Julian Assange, WikiLeaks, se sostiene gracias al aporte de simpatizantes y benefactores y el trabajo de una red mundial de progamadores, informantes, propagandistas y almacenadores de datos, El modelo WikiLeaks ha dado origen a sitios similares de filtraciones de datos. Las experiencias más exitosas se vienen llevando a cabo en Holanda, México y Europa oriental. También exiten sitios temáticos inspirados en Wikileaks como Wildleaks, dedicados al cuidado de la vida salvaje y en los últimos años han aparecido megafiltraciones en distitntos medios inpirados en WikiLeaks como OffshoreLeaks (paraísos fiscales) FifaLeaks (Corrupción en el fútobl) o VatiLeaks (escándalos en el Vaticano).

A diferencia de WikiLeaks, The Intercept es una empresa privada con un dueño a quien recursos no le faltan se trata de Pierre Omidyar, el fundador y creador del sitio de subastas online eBay. Por lo tanto el sitio tiene un diseño gráfico impactante , y un equipo de periodistas y analistas de primerísimo nivel. The Intercept funciona desde el año pasado pero su gran impacto lo consiguió hace un par de semanas con el anuncio y publicación de los documentos secretos sobre el programa de asesinatos con drones de Barack Obama. La noticia no tuvo el mismo impacto que las revelaciones de WikiLeaks porque el diario The New York Times ya había informado hace tres años los lineamientos básicos del programa: Obama se reunía una vez por semana con su gabinete de seguridad para revisar una serie de fichas con fotos y nombres de presuntos terroristas para decidir quién de ellos sería asesinado y quién no, O sea, cientos de personas, incluyendo algunas con ciudadanía estadounidense, que eran asesinadas sin ser acusadas ni juzgadas. Lo que hizo The Intercept fue conseguir un topo que no sólo confirmara la información con documentos oficiales, sino que además agregara detalles espeluznantes, hasta ahora inéditos. Por ejemplo, que muchos de los asesinatos se decidieron ebase a inteligencia de segunda mano, metadatos obtenidos de celulares y computadoas. También, que el gobierno ocultó decenas de muertes de personas que murieron por el sól hecho de estar cerca del objetivo elejido, bajo la denominación de "enemigos muertos en combate".  También, que Obama aprobó 20 muertes por drones en Somalia y Yemen, pero la cantidad de muertos con ese método en esos países supera las 200 personas, y la gran mayoría aún no ha sido identificada por sus verdugos.

Las revelaciones del topo de The Intercept no causaron un gran revuelo a nivel mundial, en parte porque las filtraciones ya no son novedad y los grandes medios han vuelta a la vieja lógica de no ampliar primicas que no son suyas. Sin embargo, la filtración tuvo un fuerte impacto en la comunidad de periodistas, analistas y expertos en temas de inteligencia, no sólo por las revelaciones en sí, sino porque el topo aún no ha sido descubierto. Así como Chelsea Manning, el filtrador del Cablegate purga una larga condena de cárcel en Virginia por sustracción de documentos seecretos, así como Assange y Snowden debieron pagar sus respectivas osadías con el exilio, el nuevo topo de The Intercept demuestra que es cada vez es menos riesgoso divulgar información secreta de poderosas corporaciones por razones de ética y moral.

Daniel Ellsberg, el famoso filtrador de los Papeles del Pentágono de la Guerra de Vietman en la década del 70, no ocultó su emoción por la filtración del programa de drones.  "Es maravilloso. Esperé 40 años a Chelsea Manning. Tres más a Snowden. Es maravillosos que ya podemos saber la verdad sobre esta serie de crímenes," le dijo a The Guardian. Snowden no se quedó atrás. "fue un increíble acto de coraje civil. Un ciudadano estadounidense acaba de desenmascara una terrible mentira. Cuando miremos para atrás ésta será la noticia de seguridad nacional más importante del año," tuiteó.

Mientras tanto un hacker, según él menor de 20 años, consiguió, según él con la ayuda de dos amigos, entrar a la cuenta privada de correo electrónicxo del jefe de la CIA John Brennan.Encontró documentos secretos del gobierno estadounidense y emepzó a tuitearlos. no conforme con eso, le contó a la revista Wired cómo lo hizo: haciéndose pasar por un operador de su compañía telefónica, Verizon, consiguió algunos datos personales de Brennan, incluyendo  los cuatro últimos dígitos de su cuenta bancaria, y con esa información le cambió su clave de AOL y empezó a mirar sus mails. A pesar de toda esa exposición, el hacker de Brtennan tampo ha sido descubierto aún. El material hackeado llegó a Wikileaks y el sitio de Assange empezó a publicar esta semana las principales revelaciones que contienen esos mail. Se destacan unos documentos donde el jefe de la CIA sugiere cambiar  el lenguaje del reglamento de interrogatorios para facilitar prácticas que el resto del mundo llamaría tortura. También hay listas de contactos y documentos secretos que revelan la falta de una estrategia sólidad para encarar el pantano de Afganstán. El jóven hacker también dijo que sus acciones fueron motivadas por razones morales, específicamente su oposición a la opresión de palestina y la responsabilidad estadounidense en el conflicto de Medio Oriente.

Dos filtraciones de alto impacto sacuden el mercado de la seguridad estadounidense en menos de un mes. Muestran que cada vez hay más demanda de secretos corporativos, más medio de comunicación dispuestos a invertir recursos en su búsqueda  y más topos dispuestos a revelarlos por razones. La carrera ya empezó habrá que ver donde termina.

jueves, 15 de octubre de 2015

El pirata Peter Sunde - Por Santiago O´Donnell











Peter Sunde debe diez millones de euros y sonríe cuando lo cuenta. “Ya deben ser once o doce (millones) con el interés, me están cobrando algo así como el catorce por ciento”, aclara divertido, en un oscuro rincón del lobby del hotel Nogaró, a metros de la Casa Rosada. Alto, flaco, rubio, ojos claros y cara de bebé; remera y jeans gastados, zapatillas de lona y smartphone guardado en el bolsillo, el hacktivista finlandés, fundador del famoso sitio para bajar canciones y películas gratis Pirate Bay, invitado para disertar esta tarde en el C.C. Kirchner, Sunde dice que vino a la Argentina porque no se la podía perder: el tango, que los finlandeses reclaman haber inventado; los bifes, aunque sea para mirarlos porque él no come mucha carne; Boca Juniors, aún cuando él no sea fanático del fútbol, ni fanático de nada, como buen escandinavo. También vino porque le interesa la movida tecnológica local y lo que está pasando en internet a nivel latinoamericano. “Al tratarse de una población que en general tiene ingresos más bajos, ustedes tienen una internet que todavía es más comunitaria que comercial, o sea, su principal función es la comunicación antes que el consumo”, contesta en fluido inglés.

En esta parte del mundo, a diferencia de Estados Unidos, Europa y Asia, los sitios pagos como Netflix (películas) y Spotify (música) no están tan desarrollados porque no hay tanta gente capaz de pagarlos. Entonces hay mayor uso de sitios gratis como Pirate Bay o Popcorn Time, una aplicación de fuente abierta para compartir videos que fue desarrollada en Argentina. Al igual que Pirate Bay en su momento, el servidor de Popcorn Time fue cerrado el año pasado por distintas presiones legales, pero sigue operando a través de reproductores en distintas partes del mundo. En el caso de Pirate Bay las batallas legales con los estudios de cine y los sellos musicales empezaron prácticamente desde su fundación en noviembre del 2003. Sunde fue arrestado y multado en 2009 y debió cumplir una condena de seis meses de cárcel en Suecia. Este año la Corte Suprema de ese país ratificó el fallo. En todo ese tiempo decenas de sitios para compartir música y video gratis cerraron en todo el mundo, sucumbiendo ante la presión legal de la industria del entretenimiento, ejercida a nivel mundial a través de la Justicia y el lobby comercial de Estados Unidos, incluyendo gigantes del rubro como Napster, Megaupload y Kazaa. Pero Pirate Bay nunca cerró. ¿Cómo hicieron?

Según Sunde, la diferencia es que él y sus socios no abrieron Pirate Bay para hacer plata, sino para generar un cambio en la cultura. Esto es, una cultura de código abierto, de compartir conocimientos, partiendo de la base que en toda creación el autor toma prestado conocimientos adquiridos a otras personas. Antes de crear Pirate Bay Sunde formó parte del núcleo fundacional de Piratebyron, un centro de estudios sueco que dio origen al movimiento pirata europeo, que hoy cuenta con partidos políticos y millones de seguidores, sobre todo en el norte del continente, pero también acá en Brasil y el resto del mundo.

Entonces, como Pirate Bay surgió de un movimiento cultural y no de una necesidad comercial, las discográficas y los estudios de cine no pueden voltearlos. Y no es que no lo intentaron. “Son peores que la mafia”, asegura. “Porque la mafia te manda tres o cuatro tipos a que te rompan una pierna y te saquen tu plata. En cambio estos tipos te mandan cien abogados a perseguirte por todo el mundo para meterte preso y sacarle todo el dinero para siempre, no sólo a vos sino a toda tu familia. Entonces son peores que la mafia.” Sin embargo, agrega, a ellos no los pueden cerrar porque lo que hacen es completamente legal y porque el intercambio de películas y canciones que Pirate Bay facilita a sus usuarios no pasa por un servidor centralizado, sino que se realiza directamente entre los usuarios. “Es como las páginas amarillas”, lo describe. O sea, el portal simplemente conecta a un usuario que busca una película o una canción con otro usuario que se ofrece a compartir el material. Hay sitios espejo de Pirate Bay distribuidos por todo el mundo. Cuando cierra uno, sólo hay que cliquear el siguiente. “A los demás los pueden amenazar, les firman un papel diciendo que les reducen la multa y que no les van a hacer más juicios si cierran su sitio, y con eso consiguen frenarlos, aunque es relativo porque enseguida aparecen otros sitios con el mismo sistema. A nosotros nunca nos interesó ese tipo de arreglo. “

Claro que la Justicia sueca no está tan de acuerdo con que Pirate Bay es perfectamente legal, se le dice a Sunde. “Lo que aprendimos es que no hace falta hacer algo ilegal para ser perseguidos por la Justicia, sólo molestar. Y nosotros molestamos.” Según él, documentos filtrados a la televisión pública sueca demostraron que el gobierno de Estados Unidos presionó al sueco para que cerrara Pirate Bay, amenazando con sanciones unilaterales y con ponerlo en la lista negra de la Organización Mundial del Comercio si no lo hacía. Y que la justicia sueca procedió en el 2007, a pesar de que un año antes después de un allanamiento al sitio, un fiscal sueco había dictaminado que el sitio, al que describió como “ingenioso” por su arquitectura legal, no violaba las leyes suecas.

Sobre este tema, de algún modo, versará su charla de hoy a las 18.30 en el foro de Cultura Digital del CCK: hablará sobre la hegemonía legal, política y sobre todo cultural de Estados Unidos en la Internet global y el riesgo que eso representa para las culturas del resto del mundo y en particular para América latina. “¿Te gusta que todas tus comunicaciones puedan ser interceptadas por Estados Unidos? Facebook, Amazon, E-Bay y Twitter son todas empresas de ese país, y son las que dominan la Internet. Hablaré de la necesidad de proteger el patrimonio cultural digital de cada país y de cada región, para que no sea completamente dependiente de Estados Unidos, como sucede en Europa y Asia.”

Sunde se fue de Pirate Bay en 2010 –según él se había cumplido un ciclo, trabajaba demasiado y lo hacía gratis, financiándose con otros proyectos de consultoría y programación– y pasó a formar la empresa Flattr, que se dedica al microfinanciamiento de sitios de internet. Como vive en Finlandia y Alemania pero no en Suecia, el fisco de ese país no puede alcanzarlo y él puede viajar libremente por casi todo el mundo, exceptuando Estados Unidos, por razones obvias, y Rusia, porque alguna vez los servidores de Pirate Bay hospedaron sitios web de independentistas chechenos. Ahora se alejó un poco de Flattr, dice, aunque sigue estando en su consejo consultivo, para dedicarse a nuevos proyectos de internet, como la creación de un tribunal virtual para que usuarios comunes puedan juzgar conductas. “Me interesa generar un debate sobre la preponderancia de la ética y la moral por sobre la Justicia”, señala.

Dice que no está en contra de la idea de propiedad intelectual, a la que prefiere llamar “propiedad inmaterial”, sino que está en contra de la soberbia y el elitismo de ciertos grupos de poder que fetichizan a los libros, la música y las películas como si fueran las únicas creaciones que merecen ser recompensadas cada vez que alguien se detiene a observarlas. “Imaginate que construís una casa”, argumenta. “Vos por entrar a la casa, por observarla, no tenés que pagarle al arquitecto o al dueño de la casa. Por atravesar una puerta no tenés que pagarle al carpintero que hizo la puerta. Una creación sólo tiene un valor monetario cuando alguien está dispuesto a pagarlo. Lo que no se puede hacer es imponer tus condiciones a la Internet, fijar precios y forzar pagos de manera arbitraria, como quisieron hacer los estudios y las discográficas, en un medio como internet que promueve la interactividad, el libre intercambio, la resignificación del arte y la colaboración a través de fuentes abiertas. Gracias a que existen sitios como Pirate Bay se pudo cambiar el sistema y se encontraron soluciones como Spotify, que no elimina el derecho de autor pero lo adapta a la cultura de la red.”

Publicado en Página/12

viernes, 9 de octubre de 2015

Scioli en Politileaks - Por Santiago O´Donnell







El 16 de febrero de 2013, a propósito de una reunión que Daniel Scioli había mantenido con el ex vicepresidente Julio Cobos, el jefe de gabinete del gobernador de Buenos Aires, Alberto Pérez, emitió un breve comunicado: “Los que quieren saber de qué se habló en esa cena, sólo tienen que leer los cables de WikiLeaks y el libro de ArgenLeaks, de Santiago O’Donnell, para darse cuenta de que Scioli tiene el mismo discurso público y privado. Scioli es un político que ha demostrado coherencia, coraje, lealtad y una clara vocación por resolver los problemas”. Es cierto, los cables de la embajada estadounidense filtrados por WikiLeaks parecen confirmar que Scioli mantiene el mismo discurso en público y en privado. Pero que el gobernador bonaerense tenga un discurso coherente, valiente y leal, como dice su jefe de Gabinete, es discutible. Más bien, el discurso de Scioli parece oscilar entre la defensa acrítica del proyecto kirchnerista y los gestos de disgusto, victimización y diferenciación del gobierno nacional.

En junio de 2008, en pleno enfrentamiento entre el gobierno de Cristina Kirchner y las patronales del campo, Scioli ofreció una muestra de su estilo amplio y cambiante cuando dio vuelta su discurso ante la embajada en apenas veinte días. Primero, según un cable, fue un entusiasta defensor de la posición del gobierno y hasta dijo que la disputa agrícola formaba parte de un “debate” sobre la distribución de la riqueza que la sociedad “puso sobre la mesa” gracias al “éxito económico” del modelo K. Pero veinte días más tarde, otro cable de la embajada dice que Scioli, amable pero disgustado, “se negó a defender al gobierno”, tomó distancia y señaló que la pelea lo dejaba mal parado con sus “electores”. 

Según un cable fechado el 19 de junio de 2008, Scioli se reunió el 5 de junio de ese año con el entonces embajador Earl Anthony Wayne, el entonces gobernador de Alabama, Bob Riley, y una delegación de empresarios de ese Estado de visita en la Argentina. Scioli acudió acompañado por su entonces secretario de Promoción Industrial, Alberto Atanasof. El escrito no dice dónde tuvo lugar la reunión, pero asegura que Scioli, bromista y bien predispuesto, defendió sin medias tintas la decisión del gobierno nacional de aumentar las retenciones a las exportaciones agrícolas, que había derivado en un fuerte enfrentamiento político con representantes de productores rurales. El gobernador bonaerense llegó a decirles a los estadounidenses que el gobierno estaba siendo cuestionado por haber sido demasiado exitoso en su instalación del debate acerca de la distribución de la riqueza.

Scioli bromeó que su experiencia con las lanchas de carreras fue un buen entrenamiento para las turbulentas aguas del entorno político argentino. Señaló el carácter cíclico de la política y la economía de la Argentina. Ante la posible escasez de alimentos y energía, instó a que la Argentina se convirtiera en un productor de valor agregado. Scioli sostuvo la línea del gobierno respecto del conflicto con el sector agropecuario. Le contó a la delegación cómo el éxito de soja había desplazado la producción de otros productos agrícolas.Scioli sugirió que el conflicto con el “campo” terminaría pronto porque era demasiado perjudicial. Scioli observó una tendencia argentina a politizar y escalar problemas antes de llegar a soluciones. Reflexionó que el discurso respetuoso de los candidatos demócratas estadounidenses durante la última campaña contribuyó a tranquilizar al público. Tanto Scioli como Atanasof mencionaron la importancia de la recuperación de la crisis económica de 2001 en la Argentina y cómo el éxito económico a partir de 2001 pone hoy sobre la mesa el debate acerca de la distribución de la riqueza y los recursos. 

Muy distinta fue la postura de Scioli apenas tres semanas más tarde, el 26 de junio de 2008, cuando recibió en la sede de la Gobernación en La Plata al entonces gobernador de South Carolina, Mark Sanford, quien llegó acompañado por el Encargado de Negocios de la embajada en aquel tiempo, Tom Kelly. El cable muestra a Scioli comprensivo con la posición de las patronales del campo y enojado e impaciente con el gobierno nacional.

Scioli comenzó su reunión con Sanford, que tuvo lugar en sus oficinas en la capital provincial de La Plata, señalando que el país estaba enredado en un “cara a cara” entre el gobierno nacional y el sector agrícola, que empezó, según él, “como resultado de las medidas fiscales que el gobierno insistió en implementar”. No defendió la posición del gobierno de la Argentina, sino que observó con amargura que un 93 por ciento del territorio de su provincia está ocupado por agricultores y que la soja, el cultivo en el corazón de la crisis actual, es un cultivo importante para muchos de sus votantes.

 El repentino giro en el discurso de Scioli no pareció tomar por sorpresa a la embajada. Más bien, los diplomáticos parecían preocupados por el nivel de estrés que aquejaba al gobernador. Según el cable, la “huelga de los granjeros”, o sea el paro agropecuario, había aplastado el ánimo de Scioli.

A pesar de su amabilidad hacia el gobernador visitante, Scioli era un desastre, sudando profusamente, perdiendo el hilo de sus pensamientos, como si no hubiera dormido en días. No era el suave y sereno ex vicepresidente del gobierno de Néstor Kirchner, a quien conocemos tan bien. Nuestra mejor estimación es que la huelga agrícola ha hecho mella en él.

Para el autor del cable diplomático, en su versión insomne y desaliñada, Scioli no mostró coherencia, coraje ni lealtad, como diría Alberto Pérez. Según el despacho, Scioli cambió de discurso porque su imagen estaba en picada, y volvería a cambiar de bando cuando fuera necesario con tal de preservar sus ambiciones presidenciales. 

(Scioli) está caminando por la cuerda floja entre sus electores pobres en los barrios obreros que rodean el área metropolitana de Buenos Aires y el campo desafiante que cubre gran parte del territorio que gobierna. Sus intentos de mediación han sido desactivados y saboteados por los Kirchner. Ahora tiene que sufrir en silencio mientras los Kirchner tratan de forzar la sumisión de los agricultores (entre ellos, muchos de sus electores). Se sabe hace mucho tiempo que Scioli tiene ambiciones presidenciales y nuestros contactos dicen sus mejores posibilidades para intentarlo en 2011 es romper con los Kirchner más temprano que tarde. Los índices de aprobación de Scioli han recibido un duro golpe durante la prolongada disputa con el campo, cayendo a 34 por ciento (58 por ciento antes de la huelga agrícola) mientras que la calificación de “neutral” subió a 46 por ciento (de 22 por ciento).

Al final, las “fuentes” de la embajada sugieren que el gobernador va a romper con los Kirchner, pero el autor predice correctamente que Scioli hará lo que siempre hace: amagar, quejarse, arreglar y quedarse.

Nuestras fuentes opinan que si el sector agrícola no es apaciguado por el nivel de retenciones agrícolas votado en el Congreso,  Scioli tendrá que romper con los Kirchner para sobrevivir políticamente. Dada la dependencia financiera de su provincia con el gobierno federal, sin embargo, no está claro que esté dispuesto a dar el salto.

jueves, 1 de octubre de 2015

Macri en Politileaks - Por Santiago O´Donnell











Mauricio Macri tenía una costumbre: cuando hablaba con funcionarios del gobierno estadounidense, les pedía que hicieran algo con Néstor Kirchner. Hablando en criollo, que le pararan el carro. No sólo eso. Cuando criticaba ante ellos el comportamiento de Néstor Kirchner, Mauricio Macri decía que la Argentina sufría por culpa de los Estados Unidos, porque los líderes de ese país no hacían nada para frenar el comportamiento rudo de Néstor Kirchner. O sea, el responsable del daño que Kirchner supuestamente le hacía a la Argentina era, ni más ni menos, los Estados Unidos, por ser pasivo y permisivo, decía para provocar a sus interlocutores.

Macri no lo dijo una vez sino en cinco ocasiones distintas, delante de diferentes funcionarios estadounidenses, según una serie de cables filtrados por WikiLeaks. Los despachos parecen revelar un componente gangsteril en la forma de pensar del actual jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Esto es, para frenar a un matón hace falta otro matón más grande que lo ponga en su lugar.

De los cables se desprende que las tres primeras veces que Macri dijo que los Estados Unidos tenían una responsabilidad por el mal comportamiento de Néstor Kirchner, los funcionarios estadounidenses que lo escuchaban prefirieron callarse o cambiar de tema. Pero la cuarta vez que lo dijo, la embajadora Vilma Socorro Martínez le contestó sin medias tintas. Martínez le dijo a Macri que el gobierno de los Estados Unidos no tenía ninguna intención de pelearse con el gobierno argentino sino más bien todo lo contrario: en Washington y en la embajada querían llevarse lo mejor posible con la Casa Rosada. En el mismo cable, la embajada escribió que Macri era un maleducado y que ésta no tenía por qué hacer el trabajo que les corresponde a los políticos de la oposición. Cuando Macri volvió a insistir, por quinta vez, en que los Estados Unidos debían endurecer su postura ante el gobierno nacional, la diplomática volvió a contestarle que la embajada haría todo lo contrario.

La serie empieza con un cable del 27 de junio de 2008 relatando una reunión entre Macri y el gobernador de Carolina del Sur, Mark Sanford, que había tenido lugar el día 12 de ese mes, con la presencia del entonces embajador Earl Anthony Wayne y un grupo de asesores del jefe de Gobierno. En esa ocasión, Macri remarcó que Néstor Kirchner estaba completamente loco.

Macri no fue tímido al expresar su desprecio por la pareja presidencial, especialmente por el ex presidente Néstor Kirchner. “(Néstor) Kirchner está completamente loco”, dijo el jefe de Gobierno. “Como todas las circunstancias externas estuvieron a favor de la Argentina en los últimos años, nublaron la vista de la gente, pero ahora está claro. Simplemente, está loco.” Citando al presidente Bush, al primer ministro Zapatero, al canciller Schroeder, y a una multitud de otros líderes internacionales que habían experimentado personalmente la descortesía del ex presidente argentino, Macri se quejó de que ningún líder extranjero se hubiera enfrentado a Kirchner para hacerle pagar por su mala educación y su actitud desafiante. Esto animó a Kirchner a creer que su actitud confrontativa no tenía costos políticos. “Ahora estamos pagando el precio” en la Argentina, dijo Macri, con la falta de acceso del país a los mercados internacionales de capitales.

Haciendo gala de una humildad que lo puso al filo de la falta de patriotismo, Macri le dijo al gobernador Sanford que la Argentina no tenía nada que enseñarles a los Estados Unidos.

Tomando nota de los desafíos que aún enfrenta el Estado, el gobernador Sanford le consultó a Macri si tenía algún consejo para ayudarlo a avanzar con reformas. Macri contestó que “los Estados Unidos no tienen nada que aprender de la Argentina. Nosotros tenemos que aprender de ustedes.” Le dijo al gobernador que, hace un siglo, el PBI de la Argentina era aproximadamente un 80 por ciento del de los Estados Unidos, a pesar de que era un país mucho más pequeño. Ahora, el PBI de la Argentina era cincuenta veces más chico que el PBI de los Estados Unidos. Con las políticas correctas, continuó, la Argentina podría revertir este “desarrollo inverso” en un lapso de cuarenta años.

El 6 de agosto de 2008, Macri volvió quejarse por la supuesta permisividad de los Estados Unidos ante los presuntos desplantes de Néstor Kirchner. Esta vez, lo hizo ante el funcionario del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso estadounidense, Carl Meacham, en un encuentro en el que también estuvo presente el Encargado de Negocios de la embajada, Tom Kelly. La reunión quedó registrada en un cable del 14 de agosto de 2008 firmado por Kelly.

Refiriéndose al rampante antiamericanismo de la Argentina, Macri dijo que es alentado por una presidencia que no tiene límites en sus críticas a los Estados Unidos. A esto se suma, según él, el hecho de que la participación de los Estados Unidos en la Argentina ha sido demasiado “pasiva” y poco dispuesta a desafiar directamente las provocaciones de los Kirchner, lo que en última instancia resulta en la percepción de que los Estados Unidos son “nunca están”, señaló. A los argentinos, en general, les gusta jugar a ser “antiestadounidenses”, dijo, pero en realidad son muy sensibles a las críticas de los Estados Unidos o a su falta de atención. Reconoció que el presidente Bush tiene la atención puesta en tantos lugares del mundo que no le permite una interacción activa con los Kirchner, de quienes dijo que, de todos modos, se lo pasan faltando el respeto y demonizando a los líderes del mundo.

La tercera vez que Macri se quejó de que los Estados Unidos no hacían nada con Néstor Kirchner fue durante una reunión con el entonces subsecretario de Estado para América Latina, Tom Shannon. La reunión, cuya fecha se desconoce, es mencionada por la nueva embajadora Vilma Socorro Martínez en un cable del 12 de noviembre de 2009. Ese despacho se refiere a una reunión previa entre Macri y la embajadora, ocho días antes. En ella, Macri pidió otra vez que los Estados Unidos se hicieran cargo de su responsabilidad de escarmentar a Néstor Kirchner.

(Macri) repitió una conversación anterior con el entonces Secretario Adjunto para el Hemisferio Occidental, Shannon, sobre la necesidad de fijar límites a la mala conducta de los Kirchner y la supuesta “suavidad” con que el gobierno de los Estados Unidos trata a los Kirchner. Sostuvo que el “silencio” del gobierno de los Estados Unidos sobre el abuso y los malos tratos que sufrieron a manos de los Kirchner (por ejemplo, en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, 2005) los había animado a hacer más de lo mismo.
Macri se quejó de que los Estados Unidos habían marcado a la Argentina por la conducta de los Kirchner, pero la embajadora le contestó que estaba equivocado.

Macri dijo que los Kirchner habían logrado alienar a Washington hasta el punto que a Washington no le importaba lo que la Argentina (a diferencia de Brasil o Chile) tenía para decir sobre cualquier cosa. La embajadora intentó desalentar esa idea de Macri, argumentando que Washington sigue plenamente comprometido a profundizar y fortalecer las relaciones con la Argentina. Señaló que Washington estaba muy consciente de la posición de la Argentina en el mundo como una potencia agrícola y de la cooperación argentina, actual y potencial.
Quizá percibiendo cierta incomodidad por parte de la embajadora, Macri cambió de tema y le ofreció “proveer un terreno” en Barracas para mover la sede diplomática estadounidense. Con elegancia, la embajadora declinó la invitación.

Macri también preguntó sobre planes del gobierno de los Estados Unidos para trasladar la embajada y se refirió a una oferta anterior de proveer un terreno para un nuevo edificio de oficinas. (El sitio está ubicado en el centro de Buenos Aires, a menos de dos millas de la Casa Rosada, en una antigua zona industrial que la ciudad desea convertir en un barrio de lujo, y que incluiría una serie de embajadas.) La embajadora y el Encargado de Negocios explicaron (como lo hicimos a finales de
2008 a instancias de Washington) que el Departamento de Estado se ha comprometido a encontrar un sitio que se ajuste a los nuevos requisitos de seguridad, pero que el tamaño del proyecto y las demandas más urgentes en otros destinos hacen que el proyecto vaya a tardar varios años en ponerse en marcha.

En su comentario final, la embajadora no ocultó el desagrado que le había causado Macri. Dijo que Macri se quejaba de Kirchner, pero que él era igual de arrogante y maleducado. Martínez tildó de “poco realista” el deseo de Macri de que los Estados Unidos “reprocharan en público” las “transgresiones políticas” de los Kirchner.

La reunión fue otro recordatorio de la franqueza y la visión maniquea del mundo que tiene Macri, y su incomodidad con las sutilezas de la comunicación interpersonal (cortó la reunión abruptamente después de aproximadamente veinte minutos). Éstas son todas cualidades que comparte con Néstor Kirchner, su gran rival político. La insistencia de Macri para que el gobierno de los Estados Unidos reprochara públicamente a los Kirchner sus varias transgresiones sugiere un deseo poco realista de que Washington haga el trabajo de la oposición.

Más allá de las diferencias, el 28 de enero de 2010, Martínez agasajó a Macri y a un grupo de sus asesores con un almuerzo en la residencia de la embajadora. Un cable del 5 de febrero de 2010 registró lo que conversó durante ese almuerzo, incluyendo una nueva “presión” de Macri para que los Estados Unidos se pusieran firmes con los Kirchner. La embajadora volvió a decirle que no lo harían. El tono seco del despacho firmado por Martínez sugiere que el almuerzo no había mejorado su opinión del jefe de Gobierno.

Como lo ha hecho en el pasado, Macri presionó sobre el trato que los Estados Unidos dispensan a los Kirchner, instando a una crítica más abierta de las medidas que consideramos poco prudentes. La embajadora respondió que la embajada seguirá buscando una relación de trabajo positiva con el gobierno de la Argentina, así aumentamos de una manera constructiva nuestras áreas de mutuo interés.